Por José-Christian Páez
Siempre hay genios, seres brillantes que tienen ocurrencias que, según su lucidez, serán útiles a la gente, pero que en la realidad terminan por complicarle la vida y degradan los servicios que entran así en decadencia.
Samsung tiene unos aparatos útiles, fáciles de usar y que por eso mismo han tenido éxito. Perderlos sería un retroceso, un daño no deseado. Samsung implementó, entonces, un sistema de rastreo del teléfono móvil, a través de Samsung Account. Todo bien. Con bastante precisión se puede apreciar la ubicación del aparato. Lo verificas y te da tranquilidad.
Pero hubo uno de esos seres brillantes que están ahí para complicarle la vida a la gente y hacer retroceder a la empresa para la cual trabajan, que implantó la verificación en dos pasos. Con esta fabulosa tecnología, empresas como Samsung favorecen a los ladrones porque éstos pueden robar o hurtar tu terminal móvil con total tranquilidad porque para que tú puedas ver la ubicación o puedas —por seguridad— borrar los datos de la terminal, necesitas la autorización que sólo se puede dar desde esa terminal móvil que, como está robada y en poder del ladrón, tú no puedes autorizar. ¡Brillante! ¡Sencillamente genial! ¡Bravo por Samsung y por todos quienes alientan el delito al favorecer la impunidad y dejar en la indefensión a los clientes!
Imagino que el equipo de creativos no puede pensar más allá de la punta de su nariz porque algo tan evidente, tan lógico, es increíble que sea invisible a sus ojos, salvo que yo esté equivocado y la intención del equipo de creativos y de Samsung sea justamente ésta, favorecer la impunidad para así vender más aparatos de telefonía móvil. Es desconcertante, ¿qué creer entonces?
Otro tanto ha ocurrido con la cámara que lleva incorporada cada terminal. Hasta antes de los nuevos modelos, tomabas fotografías, conectabas el cable al teléfono y las descargabas al ordenador. Ahora esta tarea es imposible. Conectas el cable y tienes que dar una autorización que no es posible darla porque la opción nunca está disponible. Entonces, tu única posibilidad es joderte en una vuelta estúpida, molesta e ínútil: Compartir las imágenes enviándote correos electrónicos tú mismo, para después desde esos correos, descargar esas fotografías tuyas a tu ordenador. Es decir, para disponer de lo tuyo, nuevamente Samsung te vuelve a complicar la vida, yendo a contracorriente de la filosofía que cimentó su éxito.
Los ejecutivos que están en las nubes de la jerarquía empresarial, al parecer sólo saben mirar los números y cuando estos decienden se habrán de romper la cabeza para entender qué está ocurriendo. Si conocieran la navaja de Ockham, comprenderían que el principio es simple: simplifica la vida a tus clientes y ellos te amarán. La ecuación de la preferencia por un producto es ésta desde que surgió el capitalismo. La producción no ha hecho sino hacer más cómoda —o sea simplificar— la vida de los consumidores. ¿No es acaso éste el éxito de Windows que permitió masificar los ordenadores que hasta su aparición eran productos de lujo? La simplicidad lleva a la masificación que reduce los precios y da paso a la accesibilidad. Pero si inyectas la complicación a los productos, la cadena del éxito de ventas se interrumpe y la decadencia comienza a humear en los platos de celebración de la empresa. ¿Lo entenderá Samsung?
VERIFICACIÓN EN DOS PASOS
Has indicado tu correo electrónico de manera correcta, has introducido la contraseña de tu cuenta Samsung, le das a iniciar sesión y te encuentras con la verificación en 2 pasos.
Han robado tu teléfono, estás en la computadora, quieres saber dónde está, introduces los datos que sólo tú sabes, pero Samsung te dice que te enviará un código por sms al teléfono que te han robado…
¿Ustedes vieron la serie Los Tres Chiflados? Para quienes la conocen sabrán que esto es como el guion de esa serie. Pero mantienes la esperanza. Le das a ¿No has recibido el código de verificación? porque sabes que Samsung te tiene bloqueado ¡no puedes acceder a tus propios datos!
Entonces te da la alternativa de Verificar con código alternativo.
Repasemos: Tú que eres tú, has aplicado con exactitud tu correo electrónico y tu contraseña, pero Samsung te exige que aún así compruebes que tú eres tú. Tú piensas en tu teléfono robado, estás con los nervios en tensión máxima porque no puedes perder tiempo para recuperarlo o para borrar los datos de la terminal antes que los ladrones se apropien tu información.
Pero Samsung, que quiere proteger tu información impide que puedas ejercer tu derecho de acceso a tu información.
Bien. Das a Verificar con código alternativo. ¡Oh, sorpresa!
Samsung te exige uno de los primeros códigos de cuando configuraste por primera vez la cuenta. ¡Maravilloso! Porque has de tener los sms que te envió Samsung. ¡Oh, pero hay un problema! ¡Te han robado el teléfono y no puedes ver los sms!
Entras en pánico. Se apodera de ti la angustia. Y te acuerdas de la madre de Samsung. Esto es seguro, humano y entendible.
Le das a Probar con otro método de verificación.
Decepción. Enorme decepción. Más de lo mismo. ¡Es imposible verificar tu identidad por segunda vez!
Vas a Preguntas frecuentes sobre la verificación en dos pasos porque quieres entender los criterios.
Con sorpresa compruebas que la pesadilla continuará, que mejor es que te olvides de rastrear tu teléfono porque Samsung te lo impedirá siempre.
En definitiva, tecnología inútil, que no sirve porque no cumple con el objetivo para el que ha sido diseñada. En este caso, la verificación en dos pasos atenta contra el derecho del cliente a acceder a sus datos y hace imposible que ante la emergencia de un robo pueda salvaguardarlos.
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